Asistir a los residentes en las actividades básicas de la vida diaria (aseo, vestido, alimentación, movilidad, etc.).
Apoyar en la movilización y cambios posturales para prevenir úlceras por presión.
Administrar comidas y ayudar en su ingesta si fuera necesario.
Observar y comunicar al personal sanitario cualquier cambio físico o emocional en los residentes.
Colaborar en la higiene del entorno (habitaciones, utensilios personales, etc.).
Fomentar la autonomía del residente y acompañarlo en actividades de ocio o terapias.