El puesto incluye la supervisión y seguimiento integral del estado de los cultivos, controlando la presencia de malas hierbas, enfermedades y plagas, así como la evolución de la sanidad vegetal a lo largo de todo el ciclo productivo. Se requiere una planificación eficiente y un control riguroso de los trabajos de campo, asegurando que todas las tareas agrícolas se realicen en tiempo y forma. Además, será responsable de la supervisión de la calidad de las labores y de la correcta aplicación de tratamientos fitosanitarios.